La guerra es cara
Como respuesta a los ataques de Hezbolá, Israel atacó con dureza e invadió Líbano. Nuevamente, miles de civiles libaneses perdieron la vida en la operación. Sin hablar de las impresionantes pérdidas económicas para un pueblo que, por fin, parecía dar muestras de poder salir de la miseria. Es cierto que anteriormente habían muerto civiles israelís, pero la desproporción en el número de víctimas es tan evidente que invocarla resulta un insulto a la inteligencia.
Pero Israel no se quiere quedar en Líbano. Le sale demasiado caro, especialmente por el previsible conflicto guerrillero (perdón, ahora se llama terrorista) que tendría que afrontar. Así que la oferta de la ONU aparece como una tabla de salvación. Una jugada maestra.
Europa tiende a criticar con grandes palabras las actuaciones de Israel, mientras que a la práctica es uno de sus principales apoyos. Así que, junto a EEUU, hemos acudido todos en auxilio de Israel, liberándole de la carga de controlar el Líbano e impedir que desde ahí puedan realizarse ataques.
(...) Mientras que se repite, una y otra vez, lo malos que son los de un bando, se tolera que dicho bando se arme hasta los dientes mientras que se buscan todo tipo de artifugios para imposibilitar la victoria militar del otro. Mientras criticamos a Israel, garantizamos la impunidad de sus desmanes contra los palestinos, impediendo a nadie prestarles apoyo.
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