martes, 4 de marzo de 2008

Qué buscar

Dedicado a Jokin Segundo el Bárbaro: ya sabes qué buscar XD

Un muy buen blog de Público es La ciencia es la única noticia. Y para encaminaros allí usaré este artículo de María Ángeles Durán que anarroseo casi entero:
En España tenemos pocos premios Nobel, especialmente en ciencias, y de los pocos que hay se hace un uso abusivo, concediendo a sus opiniones como ciudadanos un predicamento que no les corresponde. Algo de eso sucede con el discurso de ingreso en la Academia de don Santiago Ramón y Cajal, leído en 1897, del que se han hecho numerosas reediciones que suelen regalarse en efemérides científicas. Se titula Reglas y consejos sobre investigación científica, y dedica un capítulo de diez páginas a El investigador y su familia.

Reconoce Cajal que la vida cenobítica resultaría un sacrificio excesivo para los investigadores, por lo que acepta que la mujer es un mal necesario. Recomienda calurosamente el matrimonio al hombre de ciencia, “porque la mujer es como la mochila en el combate. Sin ésta se lucha con desembarazo, pero ¿y al terminar?”. La citada mochila, aunque previene de la lujuria, no es suficientemente útil en muchos casos, y las esposas, a pesar de que “su mejor dote es la tierna obediencia”, frustran la carrera investigadora del esposo por su “egoísmo”, “vanidad” o “capricho juvenil”. No es raro que ante tantos riesgos, diga de sus coetáneos que “en biología, casi todos los mejores productores son celibatarios”.

No le parecería mal que “una heredera rica e ilustre, abandonando los caprichos y vanidades del sexo, consagrara su oro al servicio de la ciencia” pero lamenta que ese tipo de mujer, al igual que las buenas intelectuales, no exista al sur de los Pirineos. Lo que peor perdona es que los investigadores contraigan nupcias con literatas, lo más parecido a una mujer profesional que entonces existía, porque “salvo honrosas excepciones, tales hembras constituyen perturbación o perenne ocasión de disgusto… En cuanto goza de un talento y cultura viriles, suele la mujer perder el encanto de la modestia, adquiere aires de dómine y vive en perpetua exhibición de primores y habilidades”.La perla escondida que el investigador tiene que encontrar es “una señorita hacendosa y económica” de la que “debe constituirse en su director espiritual, modelar su carácter y hacer de ella un órgano mental complementario…para que el esposo, libre de inquietudes, pueda ocuparse en lo grande, esto es, en la germinación y crianza de sus queridos descubrimientos y de sus especulaciones científicas”.
Perdemos de vista demasiado a menudo que la excelencia en un campo no supone necesariamente excelencia en otros.

3 comentarios:

  1. Tío, me encanta lo fácil que valoráis cosas que sucedieron en épocas completamente distintas a la nuestra. Tanto tú y la del artículo como los imbéciles que pretenden que las palabras de este señor nos sigan guiando en cómo hacer Ciencia ahora.
    Ay, pero qué tiempos más graciosos los de Santi...

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  2. Por la época o por lo que fuera, las opiniones de este hombre no son muy dignas a estas alturas. Y como estas, las de otra mucha gente. Que alguien sepa mucho de un campo no quiere decir que no debamos valorar críticamente lo que dice, especialmente fuera de él. Sin ir más lejos, mira lo de Watson, el del ADN, admitiendo que las mujeres son casi tan listas como los negros. Y sin embargo hay una cierta tendencia a la idolatría que me parece perniciosa.

    Si puse este es porque me hizo especial gracia, tengo debilidad por este tipo de literatura (busca el tag Cómo educar a los hijos).

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  3. Anónimo17:19

    Gracias por la dedicatoria, Lanarch, me has abierto los ojos :)

    Señor Ramon y Cajal, a usted me debo como investigador ^^

    Nota: si alguien se toma esto en serio, se merece lo que le pase.

    Un saludo.

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