30 añitos de Demo
Pues ya treinta años de las primeras elecciones, y se nos hace el culo pepsicola con aquellos modélicos momentos en los que todos los políticos eran amiguitos y se tiraban el día pasándose porrillos en el Congreso y haciendo feliz a la gente; enfrentándose al riesgo involucionista (los peligrosos eran otros, ellos no, claro, ellos eran los buenos) y cerrando las heridas de la guerra y los fusilados y los exiliados con un generoso pelillos a la mar.
Generoso por parte de unos, claro, como dice Vespinoza, que ofrece un delicioso premio a los lectores que añadan al menos tres sacrificios más a la lista.
Por 25 céntimos grandes sacrificios de la derecha durante la transición como por ejemplo:
- Dejar vivir a los opositores (abolir la pena de muerte)
- No ser investigados por los crímenes cometidos durante la dictadura
- Mantener sus fortunas independientemente de como las consiguieran
- Mantener sus cargos en la administración
- Renunciar (aunque no mucho) a dar nuevos golpes de estado
- Perdonar a los demócratas por defenderse del golpe de 1936
- ...
Juan Carlos Escudier (que posiblemente lo viviera en primera persona) se ocupa del tema de la memoria selectiva mucho mejor de lo que lo pueda hacer yo. Un párrafo semialeatorio:
Por mi parte, y aunque alguno me llame pesáo, añadiré algo que supongo que me tocará repetir el año que viene. No es sobre las primeras elecciones, sino sobre la Santa Constitución. Estoy harto de escuchar cosas como que es "el marco que todos nos hemos dado", "las reglas del juego que los españoles decidieron" y cosas así.
Pero si tenemos en cuenta que el 6 de diciembre del año 78 la edad mínima para votar eran 21 años, un fácil cálculo nos permite ver que nadie menor de 49 años y medio tuvo intervención alguna en esa decisión. Somos esclavos de los errores o aciertos de hace dos o tres generaciones. Que no me toquen las narices: no es, y no puede ser, "mi" constitución.
Me despido con esta viñeta de JRMora, vista en Ave Fénix:
Sorprende escuchar estos días las explicaciones de Óscar Alzaga sobre la descomposición de UCD, fenómeno que atribuye al escaso apego de sus dirigentes por el poder y la política, una vez resueltas las grandes cuestiones del país. Alzaga presume de memoria, pero olvida el chiste que circuló entonces a propósito de él y de sus correligionarios en el que Nerón, horrorizado al ver como un grupo de personas devoraba a los leones del circo, abronca al jefe de su guardia: “Os dije que echárais a la arena a los cristianos; no a los democratacristianos”Hace algún tiempo, Darth hizo una muy interesante comparativa entre la II República, esa época de caos y violencia, y la Transición, esa era de concordia y consenso. Además, da algunos datos muy Ikerjimenezosos:
Desde la proclamación de la II República (14-IV-1931) hasta que la sublevación militar la hizo saltar por los aires (el 17-VII-1936) transcurrieron 5 años, 3 meses y 3 días. El mismo tiempo transcurrido desde la muerte de Franco (20-XI-1975) hasta el intento golpista del 23-F (23-II-1981): 5 años, 3 meses y 3 días (casualidades de la Historia). La magufada al uso afirma que la República era "una época de caos y violencia", pero la Transición fue "ejemplar y modélica". ¿Estamos seguros?¿Casualidad? No... ¡serendipia!
(Por cierto: desde la Gloriosa Revolución demócrata de 1868 hasta el golpe de estado de Pavía transcurrieron 5 años, 3 meses y 14 días; CONCLUSIÓN: cada vez que España ha iniciado el camino de la democracia y las libertades, los militares reaccionarios han tardado 5 años, 3 meses y algunos días en abortar a tiros ese viaje - que alguien se lo cuente a Iker Jiménez).
Por mi parte, y aunque alguno me llame pesáo, añadiré algo que supongo que me tocará repetir el año que viene. No es sobre las primeras elecciones, sino sobre la Santa Constitución. Estoy harto de escuchar cosas como que es "el marco que todos nos hemos dado", "las reglas del juego que los españoles decidieron" y cosas así.
Pero si tenemos en cuenta que el 6 de diciembre del año 78 la edad mínima para votar eran 21 años, un fácil cálculo nos permite ver que nadie menor de 49 años y medio tuvo intervención alguna en esa decisión. Somos esclavos de los errores o aciertos de hace dos o tres generaciones. Que no me toquen las narices: no es, y no puede ser, "mi" constitución.
Me despido con esta viñeta de JRMora, vista en Ave Fénix:
La sacralización de la Transición es uno de los dogmas de nuestra "demo", eso es cierto. Y curiosísimo lo de los 5 años y tres meses...
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