La Inquisición vs los moritos del Padre Sarabia

Luis Botonrrojo me pasa esta noticia:

La Iglesia Católica ha eliminado el limbo, el lugar donde la tradición católica colocaba a los niños que morían sin recibir el bautismo, al considerar que refleja una "visión excesivamente restrictiva de la salvación".

Así se afirma en un documento publicado por la Comisión Teológica Internacional, que depende de la Congregación para la Doctrina de la Fe y está convencida de que existen "serias razones teológicas para creer que los niños no bautizados que mueren se salvarán y disfrutarán de la visión de Dios."

(A mí esto de las "razones" teológicas me da risa, pero bueno...)

(...) El documento, de momento, se ha publicado en inglés y saldrá en otros idiomas más adelante, según confirmó un miembro de la comisión, que precisó que la Iglesia sigue considerando el bautismo como el camino para la salvación pero, en estos casos, la misericordia de Dios es más grande que el pecado.

Pues ya era hora de que lo fuera en algo, porque vamos, de toda la vida cuando Dios aprieta, ahoga que da gusto verlo.

(...) Según lo publicado por CNS, el documento -de 41 paginas- considera que Dios es misericordioso "y quiere que todos los seres humanos se salven". "La gracia tiene prioridad sobre el pecado y la exclusión de niños inocentes del cielo no parece reflejar el amor especial de Cristo por los más pequeños", subraya el texto. (...)

Sin embargo Dios no se había molestado en decirlo a las claras. Ahora tampoco, por otra parte. Esto de la teología es de lo más divertido: una rama del conocimiento dedicada íntegramente a pajas mentales sin ningún fundamento. Para esto podríamos proponer que se dieran asignaturas de rol y frikismo en las universidades. Si hasta el Universo Marvel clásico tiene más coherencia interna que la Biblia...

Pero bueno, como estoy ciertamente confuso con este tema (¿esto no lo habían dicho ya? ¿O era del purgatorio de lo que hablaban? ¿O del infierno? Es que como se pasan todo el tiempo desdiciéndose me lío) voy a consultar con mi cura de cabecera: el Padre Sarabia.

Él [Dios] espera a ese niño [recién nacido] en el templo, y lo espera para darle un beso de amor, para abrazarlo con ternura de madre, para regalarle pañales y collares de inestimable valor. Más: para darle una nueva vida, la vida sobrenatural; para vestirle la púrpura de la divina gracia, para declararlo solemnemente hijo suyo adoptivo y heredero de su eterna gloria, para depositar en su corazón el germen de unas virtudes que producen frutos de vida eterna; que todos estos bienes y muchos otros que están muy por encima de los alcances de nuestro entendimiento trae consigo el santo Bautismo.

El morito

Porque, ¿qué es el niño sin el santo Bautismo?

Quizá el niño tenga unos ojos muy dulces, y unos labios muy suaves, y una boquita muy graciosa [¿estoy enfermo o el P. Sarabia suena como si se relamiera? XD ], pero ¿el alma? El pecado original ha estampado en ella su estigma de maldición; la serpiente infernal se enrosca en ella y le ha infiltrado su mortal veneno; el demonio ha fijado en ella su trono y la reclama como cosa y posesión suya. ¡Pobre niño!

Por eso la primera obligación de los padres es procurar que sus hijos recién nacidos sean pronto bautizados. (...) Y así, dicen los teólogos que, si difiriesen la celebración del bautismo sin causa urgente unos veinte o treinta días, cometerán pecado mortal. Y aun muchos Sínodos han lanzado penas de excomunión contra aquellos que por negligencia lo difiriesen más de ocho días. [me encanta esta forma de meter miedo a la gente para tenerla controlada XD ]

¿No puede muy bien suceder que en el intervalo de esos días el morito tierno y delicado amanezca muerto sobre su cuna? Así, cabalmente, sucedió al niño de una piadosa señora. Quince días hacía que se esperaba al padrino, el cual siempre debía llegar de un momento a otro. Llegó al fin, pero... demasiado tarde: el infante era cadáver.

Algunos meses después, contando la señora su inmensa pena a un sabio religioso, le dijo:

- Padre, y ahora, ¿dónde estará mi niño? ¿No habrá podido volar con los angelitos en el cielo?

- No, señora -respondió aquél para hacerle comprender la gravedad de su descuido-; su hijo no ha ido al cielo. Es cierto que algunos teólogos han enseñado que los niños que mueren sin bautismo van a los infiernos como los demás pecadores; mas no es ésa la opinión general. La doctrina común es que van los pobrecitos al limbo.

- Pero ¿allí sufren?

- No sufren nada.

- ¿Ven a Dios?

- ¡Ah! Eso tampoco; eso solo lo gozaremos los que tengamos la dicha infinita de morir en su divina gracia.

- Pero, al menos, aquellos pobrecitos, ¿no tendrán pena por la privación de Dios?

- Tampoco -responde Santo Tomás [juas, hasta estrellas invitadas tenía el Padre Sarabia]-; pues, como no conocerán esa sobrenatural bienaventuranza, no sentirán su privación, como tampoco sienten pena propiamente dicha los que son despojados de su bienes, pero ignorándolo ellos.

- Entonces, ¿qué harán en el limbo?

- Gozarán de los bienes naturales del universo y conocerán y amarán a Dios, pero con conocimiento y amor también naturales. Esa será su suerte, según el mismo Angélico Doctor.

Y siguió hablando largo rato el religiosos a la señora, del limbo, y la pobre madre se consolaba a veces, pero a veces también decía suspirando:

- ¡Y pensar que por descuido mío mi niño estará como morito en el limbo, cuando pudiera estar como angelito en el cielo!

En estos momentos no puedo dejar de acordarme con recochineo y cierta mala leche del Pecado Original, esa joya de la teología que viene a decir que existir es un pecado hereditario que solo se cura si te bautizas como católico. Con dos cojones. Para que luego digan que el cristianismo no es dañino.