lunes, 12 de enero de 2009

Que cunda el ejemplo

Mi reverso miserable ya se alegró por el suicidio del inversor pa ricos Rene Thierry Magon de la Villehuchet, pero hurgando un poco, resulta que otros cuantos simpáticos hombres de negocios han decidido aliviar al mundo de su presencia y suicidarse. Sofocado por el agradecimiento, solo puedo desear que la rueda cósmica del karma les lleve a reencarnarse en una forma de vida más elevada, como por enxiemplo cucarachas.

Según Soitu.es, entre octubre y noviembre se suicidaron tres brokers: Darren Liddle se tiró desde una ventana del hotel Park Lane Hilton, esnifando y borracho, lo que se dice un clásico; Amir Ali se ahorcó, como los grandes; y Pablo Sergio Silva se pegó un tiro en el pecho en mitad de la sesión de bolsa (aunque lo tengo un poco en cuarentena, que solo he encontrado un enlace que lo diga).

Pero hay peces más gordos, aparte del Mago de la Villanosequé. Steven Good, presidente de una de las mayores inmobiliarias de los estéits, y apuesto a que con las manos hasta los hombros en hipotecas subprime (la presunción de inocencia al peo, pero es lo que tiene ser miserable XD ), tuvo la decencia de irse a un sitio tranquilo en su Jaguar a pegarse un tiro. Aunque mi favorito es Adolf Merckle, quinto alemán más rico, un empresariazo dueño, entre otras compañías, de una cementera del copón (aaahhh, las hipotecas, cuántos disgustos y cuántas alegrías nos están dando), que se suicidó tirándose a un tren (¡suena tan romántico! pa que luego digan de los alemanes) después de perder pasta a espuertas en la bolsa. Pero no de cualquier manera: apostando a la baja por las acciones de Volkswagen. Por lo poco que sé de economía esta es una de esas simpáticas maniobras que provocan caídas en la bolsa. Vamos, que apuestas a que las acciones bajarán a la vez que contribuyes a que bajen. Juas.

Me despido anarroseando un fragmento del artículo de Soitu:
El suicidio se precipita a menudo por acontecimientos estresantes, dicen los expertos; y la pérdida del estatus social aumenta su incidencia. "El puesto, el poder, y la relevancia social producen una contaminación psicológica de lo personal con lo profesional", afirma el psicólogo Iñaki Piñuel, del Instituto de Innovación Educativa y Desarrollo Directivo. Por eso, algunos directivos se suicidan cuando lo pierden todo. "Creen que no hay vida más allá del dinero y el poder. Y cuando la única vida que han conocido en los últimos años se ha acabado, no les cabe en la cabeza vivir de otro modo, por eso se quitan la vida", explica Piñuel.
Amiguitos brokers, grandes empresarios, directivos y demás fauna que se gana la vida jodiendo al prójimo: si creéis que todo en la vida es dinero y poder, aunque otra forma de vivir no os quepa en la cabeza, recordad que en el cráneo SIEMPRE cabe una bala. Gracias.

2 comentarios:

  1. >>recordad que en el cráneo SIEMPRE cabe una bala.

    Jajajaja! Qué grande, tronco, qué grande!

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  2. Anónimo13:28

    No se donde lei un refran sovietico que dice: "Al hombre que se hace rico en un año habria que haberle pegado un tiro 365 dias antes".

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