Sexo electoral
Rafael Reig en Público:
Hace cuatro años alguien me contó que a Zapatero le había hecho mucha gracia un chiste de El Jueves, en el que la petición de “Zapatero, ¡no nos falles!” se había transformado en “Zapatero, ¡no nos folles!”. A mí no me hizo ninguna gracia: que me traten como un latin-lover de barrio a una señorita mojigata no me entusiasma. Porque de eso se trata: de follarnos, de que les votemos; y si tienen que pagar, hacer regalos, prometer matrimonio o decir que nos quieren, no dudan ni un segundo. El amor que nos juran y la voluntad de cumplir las promesas se les irá del cuerpo en cuanto eyaculen, junto con las ganas de quedarse a dormir: volverán de madrugada, con los zapatos en la mano, al lado de su legítima (banqueros, inversores, multinacionales).
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