Cómo se educan los hijos, III: ¡Alerta con los periódicos!
Otra entrega más de esa magna obra que es Cómo se educan los hijos, del Padre Sarabia, redentorista, año 54. Es menos descacharrante que las anteriores, pero enlaza (aunque sea un poco de refilón) con esto y además tiene un par de cosas muy interesantes:
¡Alerta con los periódicos! (capítulo VII de la 6ª parte)
(...) Estoy desanimado: he recorrido el mundo; he oído por doquier pregonados y gritados periódicos sobre los cuales pesa la maldición de Dios y de su santa Iglesia; he visto arrojarse sobre ellos a hombres que blasonaban de católicos y devorarlos después en un rincón del ferrocarril, o cruzando rápidos los paseos públicos, y los he visto también erguirse como serpientes contra aquellos que osaban condenar su conducta.
Pero ¡valor!, que aún no son tan pocos los caballeros católicos a secas y los padres cristianos que quieren que reine Jesucristo en sus hogares. Para vosotros escribo, amigos del alma y a vuestros oídos lanzo el mismo grito que Mariquita oyó a los Misioneros de su pueblo: ¡Alerta con los malos periódicos! ¿Que por qué? Porque para nuestros jóvenes, sobre todo, es el mayor peligro, quizá, de nuestros tiempos.
Periódicos por todas partes
No podemos vivir sin periódico los que andamos bregando en medio del mundo, los que caminamos envueltos en el torbellino de la vida moderna. Es nuestro pan, nuestro aire, la vida de nuestra alma. Con razón escribía León XIII que "la publicación de buenos periódicos era de todo punto necesaria, porque en los hombres de hoy hay una avidez insaciable de leer." (...)
¡Afuera los malos periódicos!
Pues bien, padres de familia: es absolutamente indispensable, si estimáis en algo la fe de vuestros hijos, y, por consiguiente, su salvación eterna, que no lean jamás prensa impía. Es absolutamente indispensable que moderen su sed de curiosidad y que se sometan en todo y del todo a las leyes de la Iglesia.
- Padre -me decís con mirada aterrada, como la madre que viera desaparecer al hijo de su alma en medio de una lluvia de balas o entre una selva de bayonetas-, Padre, ¡qué difícil es eso!
-¡Lo sé! Por eso os aseguro que si vuestros hijos toman y cumplen esa resolución, son unos héroes. (...)
O héroes o impíos
¿Por qué? Muy sencillo: porque, si no, serán unos réprobos; y entre morir como héroes o morir como réprobos, creo que los padres no vacilarán un momento en la elección.
La Iglesia, escribía en artículos pasados, tiene derecho a prohibir algunas lecturas. Ejerciendo ese derecho, ha prohibido muchos periódicos impíos bajo pecado mortal. Luego quien sin la debida autorización los lee, incurre en falta grave; y si con esa culpa grave muere, que sea rico o pobre, sabio o ignorante, joven o anciano, se condena. (...)
Seamos algo más curiosos. ¿Por qué la Iglesia prohíbe la lectura de malos periódicos? Respondo categóricamente: porque, generalmente, arrancan la fe de los cristianos corazones. (...)
Pues ¿qué hacen todos los días los periódicos impíos? Amontonar contra los dogmas de la fe objeciones que lectores que no han estudiado Teología pueden fácilmente resolver; inventar contra la Iglesia calumnias históricas, que personas poco versadas en esas ciencias creen como verdades indubitables; traer cuentos ridículos, anécdotas asquerosas, chismes indecentes para ridiculizar las ceremonias más veneradas de la religión.
¿Qué hacen los periódicos impíos? Pregonar a bombo y platillo las obras, la ciencia, las asambleas de los enemigos de la Iglesia, y pasar por alto o, a lo más, dedicar breves líneas en cuarta página a los sabios católicos y a las conquistas, hazañas, triunfos y mítines espléndidos que celebran los defensores de Jesucristo. (...)
Este veneno es diariamente el alimento de muchísimas almas, y ¿es posible que estimen su fe, que amen su fe, que adoren su fe, que crean firmemente que solo su fe es la verdad, el patrimonio de los grandes hombres y la santidad de los más nobles corazones?
"Aun cuando una población entera -escribía el Cardenal Pie- se agrupe en derredor de la cátedra sagrada, el pueblo más religioso del mundo que lea malos periódicos, a la vuelta de treinta años llegará a ser un pueblo de impíos y revolucionarios."
¿Qué hacer?
Allá, en días de revolución y persecuciones religiosas, un golfo, en la Puerta del Sol de Madrid anunciaba un asqueroso papelucho.
- ¡Hoy sí que viene bueno! -gritaba con aguardentosa voz.
Acercóse a él un hombre del pueblo y le compró todos los números que llevaba. Miráronle pasmados los infinitos curiosos que por allí pululaban; pero él sacó sencillamente una cerilla y los prendió fuego.
¡Padres de familia, que vuestros hijos hagan otro tanto!
---------------------------------------------
Je, es genial que vayan en la misma lista de intenciones dañinas "el triunfo de la razón" y "la ruina de la fe, la muerte de los justos, y la dominación de los malvados."
También me encanta la nota al pie. Recordad, es el año 54 (5ª edición, no sé de cuándo es la primera; es una recopilación de artículos publicados en "la piadosa revista" El Perpetuo Socorro) y supongo que en nuestra amada Patria ya no debían de quedar malos periódicos (y estaban ocupados en eliminar a los malos españoles).
Y la "aguardentosa voz" del golfo revolucionario es genial XD
¡Alerta con los periódicos! (capítulo VII de la 6ª parte)
(...) Estoy desanimado: he recorrido el mundo; he oído por doquier pregonados y gritados periódicos sobre los cuales pesa la maldición de Dios y de su santa Iglesia; he visto arrojarse sobre ellos a hombres que blasonaban de católicos y devorarlos después en un rincón del ferrocarril, o cruzando rápidos los paseos públicos, y los he visto también erguirse como serpientes contra aquellos que osaban condenar su conducta.
Pero ¡valor!, que aún no son tan pocos los caballeros católicos a secas y los padres cristianos que quieren que reine Jesucristo en sus hogares. Para vosotros escribo, amigos del alma y a vuestros oídos lanzo el mismo grito que Mariquita oyó a los Misioneros de su pueblo: ¡Alerta con los malos periódicos! ¿Que por qué? Porque para nuestros jóvenes, sobre todo, es el mayor peligro, quizá, de nuestros tiempos.
Periódicos por todas partes
No podemos vivir sin periódico los que andamos bregando en medio del mundo, los que caminamos envueltos en el torbellino de la vida moderna. Es nuestro pan, nuestro aire, la vida de nuestra alma. Con razón escribía León XIII que "la publicación de buenos periódicos era de todo punto necesaria, porque en los hombres de hoy hay una avidez insaciable de leer." (...)
Y si la Prensa, según su nobilísimo fin, solo se ocupara en defender los derechos del bien y de la verdad, ninguna palanca como ella para mover el corazón del hombre hacia la virtud; pero ¿quién no sabe que, por causas que aquí no es lugar de exponer, la inmensa mayoría de los periódicos son astutos o francos enemigos de Jesucristo y de la Iglesia, que solo buscan la ruina de la fe, y la muerte de los justos, y el triunfo de la razón, y la dominación de los malvados? [Nota al pie: Como quiera que ése es el carácter de la Prensa, si no de España, sí de muchos países de habla española, nos ha parecido mejor respetar lo que el autor escribía hace muchos años, refiriéndose a nuestra Patria. (Nota del editor.)]
¡Afuera los malos periódicos!
Pues bien, padres de familia: es absolutamente indispensable, si estimáis en algo la fe de vuestros hijos, y, por consiguiente, su salvación eterna, que no lean jamás prensa impía. Es absolutamente indispensable que moderen su sed de curiosidad y que se sometan en todo y del todo a las leyes de la Iglesia.
- Padre -me decís con mirada aterrada, como la madre que viera desaparecer al hijo de su alma en medio de una lluvia de balas o entre una selva de bayonetas-, Padre, ¡qué difícil es eso!
-¡Lo sé! Por eso os aseguro que si vuestros hijos toman y cumplen esa resolución, son unos héroes. (...)
O héroes o impíos
¿Por qué? Muy sencillo: porque, si no, serán unos réprobos; y entre morir como héroes o morir como réprobos, creo que los padres no vacilarán un momento en la elección.
La Iglesia, escribía en artículos pasados, tiene derecho a prohibir algunas lecturas. Ejerciendo ese derecho, ha prohibido muchos periódicos impíos bajo pecado mortal. Luego quien sin la debida autorización los lee, incurre en falta grave; y si con esa culpa grave muere, que sea rico o pobre, sabio o ignorante, joven o anciano, se condena. (...)
Seamos algo más curiosos. ¿Por qué la Iglesia prohíbe la lectura de malos periódicos? Respondo categóricamente: porque, generalmente, arrancan la fe de los cristianos corazones. (...)
Pues ¿qué hacen todos los días los periódicos impíos? Amontonar contra los dogmas de la fe objeciones que lectores que no han estudiado Teología pueden fácilmente resolver; inventar contra la Iglesia calumnias históricas, que personas poco versadas en esas ciencias creen como verdades indubitables; traer cuentos ridículos, anécdotas asquerosas, chismes indecentes para ridiculizar las ceremonias más veneradas de la religión.
¿Qué hacen los periódicos impíos? Pregonar a bombo y platillo las obras, la ciencia, las asambleas de los enemigos de la Iglesia, y pasar por alto o, a lo más, dedicar breves líneas en cuarta página a los sabios católicos y a las conquistas, hazañas, triunfos y mítines espléndidos que celebran los defensores de Jesucristo. (...)
Este veneno es diariamente el alimento de muchísimas almas, y ¿es posible que estimen su fe, que amen su fe, que adoren su fe, que crean firmemente que solo su fe es la verdad, el patrimonio de los grandes hombres y la santidad de los más nobles corazones?
"Aun cuando una población entera -escribía el Cardenal Pie- se agrupe en derredor de la cátedra sagrada, el pueblo más religioso del mundo que lea malos periódicos, a la vuelta de treinta años llegará a ser un pueblo de impíos y revolucionarios."
¿Qué hacer?
Allá, en días de revolución y persecuciones religiosas, un golfo, en la Puerta del Sol de Madrid anunciaba un asqueroso papelucho.
- ¡Hoy sí que viene bueno! -gritaba con aguardentosa voz.
Acercóse a él un hombre del pueblo y le compró todos los números que llevaba. Miráronle pasmados los infinitos curiosos que por allí pululaban; pero él sacó sencillamente una cerilla y los prendió fuego.
¡Padres de familia, que vuestros hijos hagan otro tanto!
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Je, es genial que vayan en la misma lista de intenciones dañinas "el triunfo de la razón" y "la ruina de la fe, la muerte de los justos, y la dominación de los malvados."
También me encanta la nota al pie. Recordad, es el año 54 (5ª edición, no sé de cuándo es la primera; es una recopilación de artículos publicados en "la piadosa revista" El Perpetuo Socorro) y supongo que en nuestra amada Patria ya no debían de quedar malos periódicos (y estaban ocupados en eliminar a los malos españoles).
Y la "aguardentosa voz" del golfo revolucionario es genial XD
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