domingo, 29 de enero de 2012

Notas sueltas sobre cómo destruir la industria (y con un poco de suerte ayudar al arte)

El siguiente ladrillo incluye pequeños spoilers de The Shield,
The Wire, El Equipo A, Dexter, El Señor de los Anillos,
Eagleheart,
Hora de Aventura y Juego de Tronos.
Avisados quedáis.


Cuando hablo de "industria" me refiero a la de las series de televisión, pero en parte es aplicable también a cómics (especialmente en formato digital) y películas.

Voy a hablar sobre cómo me gustaría a mí que se hicieran las series. Algunas de las cosas que siguen pueden doleros, pero creedme: cuando la Barbocracia gobierne e impongamos por la fuerza este sistema me lo agradeceréis. Básicamente se trata de eliminar algunas restricciones artificiosas que tienen motivos exclusivamente industriales, no artísticos.

En primer lugar, los anuncios, ruedas de prensa y similares deberían seguir a rajatabla mi política antispoiler. Nada de contar el final del capítulo, ni resúmenes de lo que va a haber hoy, ni chivarse de si tal o cual actor deja la serie... Una vez que arranque ya se puede ser más libre acerca de sobre qué trata, pero antes como mucho debería divulgarse el género y poco más.

En segundo lugar, los capítulos no tendrán una duración fija. Si se ve o descarga a través de internet debería usarse un reproductor que no indique cuánto tiempo queda. Habrá tramas que requieran una hora, otras que requieran dos, o media, o veinte minutos; si la serie es buena eso debería ser lo de menos. Pretendo evitar varias cosas: la sensación de "quedan 10 minutos, AHORA es cuando pasa lo gordo"; que se constriñan los guiones a determinadas duraciones, con el consabido efecto "mete paja que hay que rellenar 15 minutos más"; y sobre todo favorecer que nunca se sepa lo que puede ocurrir a continuación.

Para determinadas series, especialmente humorísticas y de formato corto, podríamos tener algo de manga ancha. Estoy pensando en casos como el de Eagleheart u Hora de Aventura, parte de cuya gracia es precisamente la concentración de demencia en sus escasos diez minutos. También se me ocurren otros ejemplos por motivos diferentes. En cualquier caso creo que está claro que la mayoría de las series que vemos se beneficiarían mucho de poder variar su duración "media" en 15 o 20 minutos para arriba o para abajo.

(sobre esto, recuerdo cierto capítulo de The Shield que juega con la convención de la duración estándar del capítulo. Cuando llega la hora de terminar por hoy, y todo ha quedado cerrado de forma más que aceptable... resulta que hay cinco minutos más. Y lo que pasa ahí es muy gordo. Te agarran la cabeza y te la estrellan contra las paredes y tú solo puedes mirar con los ojos abiertos y decir "otttiaaaaaaa" cuando salen los créditos. Y en The Wire, que como todas las series tiene duración estándar, las cosas importantes pasaban en cualquier momento; recuerdo uno de los más gordos de la serie que ocurre a los 15 minutos de empezar el capítulo)

Y en tercer lugar, hay que cargarse el obsoleto concepto de "temporada", especialmente de cara a la publicidad. Si la duración fija de un capítulo suele indicar claramente cuándo se resuelven las tramas "de hoy", mucho más grave es saber cuándo van a resolverse las tramas generales. Por tanto, los espectadores no deben saber de antemano cuándo es "final de temporada" porque se carga la sensación de "puede pasar cualquier cosa en cualquier momento". Incluso en las series que no tienen trama general (o es mucho menos importante a lo largo de la mayoría de los capítulos) se sabe de antemano que al final de temporada hay "capítulo especial". Ejemplo clásico: el Equipo A. Toda la trama de "nos persiguen para detenernos" está siempre de fondo, pero no hay capítulos centrados en ello hasta los finales de temporada.

Hacer todo lo anterior, evidentemente, crearía muchos problemas a las cadenas de televisión (de ahí lo de "destruir" la industria, y eso que ni siquiera he hablado de eliminar los anuncios). Sin embargo, para muchas ambientaciones creo que hay soluciones más o menos sencillas que se podrían adoptar, al menos para conseguir la duración variable de los capítulos. Pondré como ejemplo Juego de Tronos.

Ahora mismo cada capítulo dura una hora más o menos, y me imagino que con los anuncios se quedará en hora y media. Cada día que se emitiera Juego de Tronos tendría reservadas dos horas, de las cuales unos 45 minutos sería de publicidad. Ese cuarto de hora extra da un margen aceptable para que los capítulos sean más largos o más cortos. Pero ¿qué hacemos con los minutos que faltan para las dos horas cuando terminan los créditos?

Falsos documentales ("Braavosi por el mundo"). Cortos con flashbacks no fundamentales, o con el pequeño momento de personajes secundarios, o miniseries sobre otras épocas ("Amar en tiempos de Aegon I"). Hasta conciertos de música de Poniente, yo qué sé. El mundo de la serie es lo bastante amplio como para que tener algo extra que contar no sea un problema. Incluso facilita algunas cosas cuando hablamos de adaptaciones. ¿Que hemos eliminado al personaje favorito de mucha gente porque al transferirlo de medio no funcionaba? ¡Pues aprovecha un capítulo corto para darle media hora de gloria! (¿Alguien ha dicho "Tom Bombadil"?)

Es importante señalar que estos "extras" no podrían ser entrevistas con el equipo, reportajes sobre los efectos y demás morralla que te venderán luego en el DVD, ni tampoco simple relleno para cubrir el expediente (aunque si lo fueran, al menos no dañarían la serie principal, al contrario de lo que ocurre ahora). Tienen que consistir en material de ficción que tenga valor en sí mismo y desarrolle la ambientación. Con la de frikis ruedacortos que hay ahí fuera no debería ser un problema encontrar gente dispuesta.

Soy consciente de que esta forma de trabajar puede ser problemática para muchas series (digamos, Dexter), pero aún así creo que con imaginación se pueden conseguir resultados bastante chulos.

A lo mejor con Juego de Tronos no le veis la necesidad, ya que está muy bien hecha, planificada teniendo en cuenta una duración de capítulo sensata (no como las españolas), sabiendo dónde irán los anuncios (ídem), etc, y no sufre tanto como otras. Pero daos cuenta de que esas restricciones no son artísticas, sino comerciales, y eliminar los condicionantes no narrativos solo puede ayudar a crear mejores series.


Y hale, ya me he quedado a gusto. Por hoy.


PD: los cómics tienen sus propias peculiaridades que también merecerían atención, pero eso para otro día.

viernes, 20 de enero de 2012

La frase del día

Lleva un par de días corriendo por ahí esta gloriosa carta al director que reproduzco entera:
Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno, nos pide a los españoles "un esfuerzo más". Alberto Fabra Part, presidente de la Generalitat Valenciana, dice que los valencianos "vivíamos por encima de nuestras posibilidades".

Trabajo desde hace 14 años en I+D y desde hace 10 años lo compatibilizo con unas horas semanales de profesor en la universidad. Me esforcé de niño y adolescente en intentar aprender, sacar buenas notas y pasarlo bien. Me esforcé en la universidad para sacar la carrera y pasarlo bien. Me esforcé luego dando clases particulares y continúo ahora esforzándome en mis dos trabajos. Hace 10 años, junto a mi pareja, compramos un piso que entraba dentro de nuestras posibilidades. Ahora, tras 10 años de esfuerzo, hemos ahorrado el dinero suficiente para pagar lo que nos queda de hipoteca. Llevo años esforzándome y nunca he vivido por encima de mis posibilidades. Podía permitirme coches más caros pero no los he comprado, nunca he pedido un crédito para irme de vacaciones, reformé mi piso cuando tuve dinero para hacerlo. Me esfuerzo en educar a mis hijos lo mejor posible, los llevo a la escuela pública y me esfuerzo en la asociación de padres para ayudar a mejorarla. Cuando mis hijos enferman los llevo a la sanidad pública y si me queda jarabe en casa le digo al médico que no me haga una receta que no necesito.

Ahora estoy a punto de quedarme sin trabajo gracias a los que han vivido "por encima de nuestras posibilidades". Ahora me piden "un esfuerzo más". Yo siempre he pagado puntualmente la hipoteca y lo sigo haciendo así que no he hundido a la banca. Yo no he hecho bajar la Bolsa, no he hundido los mercados, no he inflado la economía, no he especulado con la vivienda, no he organizado carreras de coches en mi ciudad, no necesito un aeropuerto sin aviones, no tengo yate para ver la salida de la Copa América, no he ido nunca a ver la ópera en el Palau de les Arts. Yo no he deteriorado la escuela ni la sanidad públicas, no he tenido becas ni subvenciones, no he cobrado nunca el paro ni he provocado déficit al Estado, la autonomía ni la Seguridad Social. Yo no conozco a Moody's, Fitch ni Standard & Poor's pero sí conozco a los que vivieron por encima de mis posibilidades. Yo no les voté, a mí no me representan.

Soraya, el esfuerzo se lo pides a ellos.
En Halón Disparado han escrito una excelente entrada al respecto, pero lo más absolutamente genial, el más perfecto resumen que he visto sobre lo que nos está ocurriendo y cómo nos insultan impunemente, es el comentario número 4:
Ser hormiguita, y que sea el puto cabrón del oso hormiguero el que venga a llamarte cigarra…
El autor es un tal Axil, que, dicho sea de paso, tiene pinta de ser un frikazo. Gloria a él.

lunes, 16 de enero de 2012

Homenaje a Fraga

Al parecer está muy feo alegrarse de que se muera la gente, por muy asesina y caciquil que fuera. Yo no me alegro de que Fraga la haya palmado. En la cama. Así que me uno al coro de lamentos recordando uno de sus greatest hits (nunca mejor dicho): aquella vez que tuvo que mandar a sus alegres muchachos a apalear huelguistas y se cargó diez tíos. También podéis ver este documental.
Durante el mes de enero de 1976 unos seis mil trabajadores iniciaban una huelga en contra del decreto de topes salariales y en defensa de mejores condiciones de trabajo. Dos meses después convocaban por tercera vez una huelga general que fue masivamente seguida el día 3 de marzo. Ese mismo día la policía armada entró en la Iglesia San Francisco de Asís en Vitoria, en la que estaba previsto realizar una asamblea de trabajadores y, haciendo caso omiso de la decisión del párroco y del contenido del Concordato, conminó al desalojo. Apenas unos segundos después disparaban gases lacrimógenos en un recinto cerrado y abarrotado de gente creando indignación y sobre todo pánico. Los que salieron por delante medio asfixiados y con pañuelos en la boca fueron apaleados por los flancos y a los del frente les dispararon... Dos obreros muertos en el lugar de los hechos, cuatro heridos muy graves de los cuales tres morirían, y varios heridos más, algunos con herida de bala...

Todavía prohibidos los derechos de reunión, manifestación y de huelga, los sindicatos, ilegales también, convocan huelgas en toda España. Tuvieron especial importancia en el cinturón industrial madrileño y en Vitoria. La respuesta del gobierno fue la habitual represión policial, que en Vitoria produjo cinco manifestantes muertos y varios centenares de heridos el 9 de marzo durante una carga antidisturbios.
Y poniéndonos íntimos, yo una vez, hace muuuchos años, soñé con Fraga. Había ido a un centro cívico a nosequé acto oficial del Imperio Galáctico, del cual era dirigente. Yo era miembro de la Alianza Rebelde y estaba esperándole a la salida del edificio disfrazado de vendedor ambulante de tortillas. Cuando se acercó a mi carrito a pillar un tentempié lo freí a blasterazos.


PD: si queréis echaros unas risas y pasar vergüenza ajena a la vez mirad en twitter el hashtag #graciasfraga.

PPD: aunque pa risas los de El Jueves XD

martes, 3 de enero de 2012

Reflexión gastronómica

Maíz, sal y aceite = ensalada. Por lo tanto, palomitas = comida sana.

domingo, 1 de enero de 2012

El hombre es el pastel que se hornea y se come a sí mismo, y la receta es separación

Lo siguiente está sacado de "Lanark, una vida en cuatro libros", una acojonovela de Alasdair Gray. No es la primera vez que aparece por aquí.

Por supuesto, más adelante hay spoilers, pero no son especialmente graves. El protagonista, que está en un mundo que no es exactamente el nuestro pero tampoco es estrictamente fantástico, va a participar en una reunión del comité gobernante de la ciudad de Unthank; términos como "la criatura", el "instituto", "el consejo", etc, los ha escuchado de forma bastante confusa en boca de gente sin tiempo o ganas de explicárselos.

- ¿Dónde está Polifemo? -preguntó Lanark.
- ¿Eh?
- He oído decir que alguien llamado Polifemo estaba aquí.
Grant sonrió.
- Sí, aquí estoy -dijo Grant-. Smollet suele llamarme así.
- ¿Por qué?
- Polifemo era el ogro tuerto de una vieja historia. Yo me paso la vida recordándole al comité un hecho que preferirían olvidar, por lo que, según ellos, sólo sé ver las cosas desde una perspectiva.
- ¿Y qué hecho es ése?
- Que ninguno de ellos sabe hacer cosas.
- ¿Quiere decir que no son obreros?
- No, quiero decir que no saben crear. Hay muchos obreros que no crean nada salvo riqueza. No producen comida, combustible, casas ni ideas útiles; su trabajo no es más que una forma de aumentar su poder sobre la gente que sí crea todas esas cosas.
- Y usted, ¿qué crea?
- Casas. Soy administrador del grupo Volstat-Mocasa.
- Todos esos grupos ... -dijo Lanark con voz pensativa-. Volstat, Algolágnicos y el resto ... ¿Son lo que la gente llama la criatura?
- Ése es el nombre que le damos algunos. El dinero del consejo proviene de ahí, al igual que ocurre con el instituto, por lo que prefiere hacerse llamar la fundación.
- Estoy harto de esos vagos nombres altisonantes tras los que se oculta el poder -dijo Lanark con impaciencia.
- Y, por lo tanto, prefiere no pensar en ellos -, dijo Grant, meneando la cabeza comprensivamente-. Eso es típico de los intelectuales. El instituto les ha comprado y vendido tantas veces que les da vergüenza pronunciar en voz alta el nombre de sus amos.

(...)

- ¿Podría decirme qué es exactamente la criatura? -preguntó Lanark pasados unos minutos.
- Una conspiración que se apodera de todo y lo manipula para obtener beneficios.
- ¿Se refiere a los ricos?
- Sí, pero a no a aquéllos cuya riqueza consiste en monedas y billetes de banco... Ese tipo de riqueza no es más que cuentas de colores utilizadas para hacer que quienes fabrican cosas sean dóciles y obedientes. Los propietarios y los manipuladores tienen formas más sutiles de atesorar la energía. Se pagan a sí mismos con tiempo: tiempo para pensar y hacer planes, tiempo para examinar lo que es necesario desde cierta distancia. (...) Lo que más odio es su falsedad y el disimulo con que actúan. El instituto divide a poblaciones enteras en ganadores y perdedores y se llama a sí mismo cultura. Su consejo destruye todas las formas de vida que no les proporcionan beneficios y se llama a sí mismo gobierno. Fingen que la cultura y el gobierno son poderes supremos e independientes cuando no son nada más que guantes que cubren las manos de Volstat, Quantum, Cortexin y Algolágnicos. Y creen realmente que son la fundación. Creen que su codicia es la que mantiene con vida a los continentes. No llaman codicia, claro está, sino beneficios o (entre ellos, cuando no necesitan engañar a nadie) grandes negocios [en el original inglés: "killings"]. Están segu­ros de que sus beneficios son lo único que permite que la gente cree cosas y siga comiendo.
- Quizá sea cierto.
- Sí, porque ellos hacen que lo sea. Pero no tendría por qué ser así. (...) La criatura arrojó montañas de comida al océano porque los hambrientos no podían pagarla a un precio que diera beneficios, y los niños del zapatero tuvieron que ir sin zapatos porque su padre había fabricado demasiados. ¡Y los creadores de cosas aceptaron todo eso igual que si fuera un terremoto! Se negaron a comprender que podían hacer lo que cada uno necesitaba y que podían mandar al Infierno los beneficios. No habrían tenido más remedio que acabar entendiéndolo, claro está, si el consejo no hubiera decidido utilizar la guerra...
- ¿Y en qué les ayudó eso?
- Dado que la criatura no podía seguir enriqueciéndose vendiéndole objetos de primera necesidad a la gente que los fabricaba, le vendió objetos destructivos al consejo. Entonces empezó la guerra y todos esos objetos destructivos fueron utilizados para acabar con los artículos de primera necesidad. Y la criatura obtuvo beneficios encargándose de sustituir ambas clases de objetos.
- ¿Y contra quién libró la guerra el consejo?
- Se escindió en dos bandos y luchó consigo mismo.
- ¡Pero eso es como suicidarse!
- No, es la conducta habitual. La mitad eficiente se come a la mitad menos eficiente y se vuelve más fuerte. La guerra es tan sólo una forma violenta de conseguir aquello que la mitad de la gente hace sin disturbios en las épocas de paz: utilizar a la otra mitad como alimento, para obtener calor, como maquinaria y para lograr placer sexual. El hombre es el pastel que se hornea y se come a sí mismo, y la receta es separación.
- Me niego a creer que los hombres se maten unos a otros sólo para conseguir que sus enemigos se enriquezcan.
- ¿Cómo pueden reconocer a sus auténticos enemigos cuando sus familias, escuelas y empleos les enseñan a luchar entre ellos y a creer que la ley y la decencia provienen de los profesores?

(...)

- ¡Pare! Lo está simplificando todo -dijo Lanark-. Habla como si no hubiera más que un solo gobierno, pero hay muchas clases de gobiernos y algunos son más crueles que otros.
- Oh, sí -dijo Grant moviendo la cabeza-. Una organiza­ción que abarca a todo un planeta debe dividirse en muchos departamentos. Pero si cree que el mundo se divide en gobiernos buenos y malos, es usted otra víctima de la publicidad del consejo.
Ya durante la reunión del comité, Lanark cuenta algo de lo que se ha enterado:
- He venido aquí porque me dijeron que Unthank sería borrada del mapa y engullida dentro de pocos días, y quien estuviera aquí y tuviera pasaporte del consejo sería transferido a una ciudad más soleada... Según Wilkins, Unthank ya no daba beneficios y borrarla del mapa haría que se consiguiera recuperar cierta energía. Dijo que su gente estaba acostumbrada a comerse pueblos y aldeas, pero que Unthank sería su primera gran ciudad desde Cartago.

(...)

- ¿Qué razón tienes para pensar que han escogido Unthank? -preguntó Gow.
- He venido aquí para responder precisamente a eso -dijo Grant-. Hace ya casi dos días un camión cisterna de Cortexin y un transporte de Algolágnicos chocaron en el cruce. En estos momentos todo el tráfico ha sido desviado hacia Imber. Tenemos comida para tres días más. Por «día» me refiero al anticuado día solar de veinticuatro horas, con aproximadamente mil setecientos latidos por hora.
- ¡Vamos, Grant, no pierdas la calma! -dijo Ritchie-Smo­llet-. ¿Acaso estás sugiriendo que esos vehículos fueron destrui­dos por obra de un plan criminal concebido por Algolágnicos y el consejo? Eso es un puro y simple delirio paranoico. El consejo ya ha enviado expertos para que se ocupen de reparar los daños.
- Provocar accidentes en una autopista es algo que no requie­re ningún complot -dijo Grant-. Es algo que se produce con­tinuamente. Cuando ocurren a las puertas del consejo son resuel­tos de inmediato. ¿Por qué tardan tanto con nosotros?
- Porque no estamos a las puertas del consejo. Desde el pun­to de vista del consejo somos una provincia remota que carece de importancia, pero eso no quiere decir que quieran acabar con nosotros. El encargado de tráfico del consejo ha hablado conmi­go por teléfono. Sus equipos de emergencia están trabajando en la planta de clonación de Cortexin, reparando un desequilibrio de la producción. Si no logran estabilizarla la mitad de Atlántida Oeste acabará hundiéndose. Pero está moviendo cielo y tierra para que los equipos adecuados vengan aquí rápidamente. Eso es lo que me dijo. Le conozco. Es un hombre honrado.
- ¿Es que no has visto cómo trabaja el consejo en épocas de paz? -le preguntó Grant-. Nunca se porta mal. Por ejemplo, nunca destruye una comarca de bosques y granjas: lo que hace es permitir que la criatura convierta bosques enteros en papel para que no haya más raíces capaces de almacenar el agua. Y cuando llega una tormenta más fuerte de lo habitual (cosa que tarde o temprano siempre acaba sucediendo), medio millón de personas se ahogan o mueren en la hambruna ocasionada por la tormenta, y el consejo ayuda a los supervivientes, y los equipos de auxilio organizan la industria de la zona según los criterios que la criatu­ra encuentra más beneficiosos. Estoy seguro de que tu encargado de tráfico desea sinceramente que el cruce quede despejado. Estoy seguro de que sus expertos, gente sincera y honrada, tienen trabajo más urgente que hacer. Y estoy seguro de que dentro de tres días, cuando nuestra administración se derrumbe y la población se convierta en una horda famélica de alborotadores, el consejo presentará un encantador programa de emergencia y evacuará a toda Unthank por el orificio que la criatura le ofrezca.

A esto siguió un largo silencio.
Acordaos de la receta. No dejéis que os horneen.